Capítulo 12: Las cazadoras se lamieron los
labios mientras se acercaban lentamente.
Furioso, un hombre rubio observaba la plaza
desde la distancia.
“¡Maldición! ¡Se suponía que debía derrotar a
los monstruos no muertos! Mi plan era que yo, un Clase 4, derrotara al No
Muerto Nefilim y demostrara delante de todos que soy un hombre digno de la
familia Medici, lo que sentaría las bases para convertirme en un Clase 5.”
El hombre puso fuerza en su mano que sostenía
una botella de vidrio que contenía agua bendita de la más alta calidad que
obtuvo de una tierra extranjera.
Pero incluso si lograra derrotar al No muerto
Nefilim con esta agua bendita, su poder mágico no se suponía que se
fortalecería lo suficiente como para convertirse en una Clase 5.
En su afán por conseguir una fama equivalente
a la clase 5, fue ciego a la realidad.
“¿Sabes cuánto dinero tuve que gastar para
traer a esos malditos no muertos hasta aquí? ¡Ese cabrón! ¿Quién demonios es
ese tipo?”
₪₪₪₪₪
Tras derrotar al no muerto Nefilim,
aprovechando el caos, atravesamos la plaza en silencio hacia la casa Medici. Ya
no era hora de que las chicas anduvieran por la ciudad. Además, sonó la alarma
de emergencia. Así que no había nadie más en la calle por donde caminábamos.
Los únicos sonidos eran los pasos de Alicia, las dos sirvientas y de mí.
Salimos a hurtadillas tras comprobar que un
aventurero capaz de curar atendía a los aventureros heridos y a los caballeros.
Recé por su pronta recuperación.
Mientras suspiraba para ocultar mis
sentimientos encontrados, Alicia, que caminaba a mi lado, tropezó.
“¿…?”
“¡Alicia! ¿Estás bien?”
“Sí, solo es un esguince. Un esguince. No me
di cuenta cuando peleábamos, pero ahora que ya no hay tensión... no es para
tanto.”
“No, eso es mucho. A ver qué pasó.”
“…”
Yo todavía tenía la costumbre de estar activo
en las Fuerzas Especiales, así que rápidamente me incliné y miré la pierna de Alicia.
Estaba demasiado oscuro para ver.
“Invocación mano de Luz…”
Lancé un hechizo y apareció una linterna
portátil, alimentada por la batería de iones de litio 18650 que siempre usaba.
Al encenderla, iluminé con la luz la pierna de Alicia.
“Está un poco hinchada. Tenemos que caminar
bastante hasta la casa de los Medici, y no creo que puedas con esta pierna. Aquí.”
“Haruto…”
Me agaché y le di la espalda a Alicia. Era
para llevarla a caballito.
Pero pronto me di cuenta de dos hechos
importantes.
Alicia no era mi empleada, y Alicia era una
dama.
Me puse de pie con la boca abierta.
“Perdón… perdón... Es que me he acostumbrado.
Hay dos sirvientas aquí, así que no debería meterme en esto… ¿Verdad?”
Dije rascándome la parte de atrás del pelo.
“Haruto… ¿A qué te refieres con hábitos
habituales?”