Capítulo 91: Mi audición está bien.
“Maestro… ¿Podría bajar al gran salón?”
¿Qué pasa? No me importa, pero es inusual que
Bridgette me pida algo así.
Generalmente decía: “¡Lo que el Maestro piensa
es justicia y todo lo demás es maldad! ¡Es ridículo darle instrucciones así al
maestro!”
Me dirigí al pasillo con Bridgette,
preguntándome si había sucedido algo grave.
¿O Bridgette está tramando algo? Es ella,
después de todo.
Pensé que existía la posibilidad de que ella
quisiera que yo eligiera un collar que le hizo hacer un artesano del cuero.
¿Debería dar marcha atrás ahora?
Pero… por la expresión de su rostro, no parece
que se trate de ese tipo de cosas.
“¿Qué pasa, Maestro? Tengo miedo de quedar
embarazada si me miras tanto… ¡Espera! No me digas que el Maestro quiere tener
un hijo conmigo…”
“¿Como puede ser? Y si uno puede dejar
embarazada a una mujer con sólo mirarla, entonces es sólo un monstruo.”
Si se tratara de collares alineados en el
pasillo, Bridgette sería así de tolerante.
Con la forma en que las esclavas están allí
con dignidad, como siempre, supongo que podrían estar hablando del trabajo o la
gestión de la Rosa Negra.
“Y por cierto, Bridgette, si hay algo en tu
mente que quieras que haga, no dudes en decírmelo. No quiero faltarles el
respeto a los sentimientos de Bridgette sólo porque soy tu Maestro. Si hay algo
que no te gusta, puedes pedirme que pare, y si hay algo que quieres que haga,
te escucharé y veré si puedo...”
“Quiero tener un bebé.”
“¿Eh…?”
Debo haber escuchado mal.
No, estoy seguro de que sí.
Definitivamente debo haber escuchado mal.
Incluso si ella es esa Bridgette, estoy seguro
de que he oído mal acerca de querer tener un hijo. Sí, estoy seguro de que la
escuché mal.
“Quiero tener un hijo con usted, Maestro. Y
supongo que no es gran cosa para usted, Maestro, así que...”
“No… Detente ahí mismo. Tiene mucha
importancia. Tendrás que asumir la responsabilidad de dos personas a la vez. ¿Y
olvidaste que todavía somos estudiantes?”
Maldita sea, no entendí mal.
Mi audición todavía está bien.
Lo único extraño era su cabeza.
“¿De ninguna manera…?”
“No, no puedes tener hijos ni siquiera con esa expresión en tu cara.”
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